Monasterio de Sta. Maria de Rioseco - Burgos

Sigo de vacaciones fotográficas, aunque ya comencé a trabajar. Sin embargo, no he podido resistirme a procesar una foto, una nada más, de un lugar mágico que hoy tuve la suerte de visitar (gracias Jose Miguel por descubirme este sitio). Realmente es un auténtico escenario cinematográfico. Las posibilidades son enormes. Hay que repetir.
Se trata del antiguo Monasterio Cisterciense de Santa Maria de Rioseco, construido en el siglo XIII y abandonado desde hace ya muchos años a juzgar por su estado de deterioro, en el pequeño pueblo de Rioseco, en el Valle de Manzanedo, al Norte de Burgos.
El paso de los años ha hecho un trabajo, a mi gusto, magnífico con esta edificación. A pesar del saqueo y los actos de vandalismo, el edificio conserva el aspecto solemne y recogido de un lugar antaño sagrado, y la naturaleza circundante ha ido tomando posesión del monasterio poco a poco, decorando los muros con serpenteantes enredaderas que van devorándolo todo, dejando al conjunto un aspecto como esos templos perdidos en las selvas orientales que acostumbramos a ver en las películas de aventuras.
Si estás interesado en conocer algo más en profundidad la historia de esta maravilla arqueológica, visita esta página: http://www.santamariaderioseco.es
Para alguien como yo, que me encantan los edificios abandonados, este lugar es un auténtico filón. Si además unimos unas condiciones de iluminación ideales para las técnicas hdr, con fuertes contrastes entre la penumbra (incluso oscuridad) con la fuerte luz solar que se cuela por las ventanas, grietas y agujeros de las paredes, pues tenemos el escenario perfecto para practicar.
En esta primera toma no he podido evitar "pasarme", pero en las siguientes intentaré dar un aspecto más natural, pero sin perder el ambiente misterioso, incluso tétrico.
Entre los cuatro locos que nos hicimos más de cien kilómetros para visitar este monasterio, Jose Miguel, Pepe, Sergio y yo, reunimos seguro que más de 400 fotografías, asi que seguro que entre todos sacamos buen material. Gloria acompañó a Sergio, y espero que no se aburriera mucho con nosotros. Yo estaba tan concentrado en explorar las ruinas que no me di cuenta de cuándo se marcharon ella y Sergio. Siento no haberme despedido, estaba perdido. A ver si en otra ocasión tenemos oportunidad de charlar un poco más, y de paso me puedo meter con Sergio, que ha abandonado sus juguetes para comprarse una cámara de fotos de verdad.
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