lunes, 31 de enero de 2011

Roma - Patios romanos de barrio elegante

Roma - Patio romano de barrio elegante
Venga, ya hemos dado un paseuco por la capi, vamos a volver a Roma.
¿Os habéis fijado en los patios de los edificios señoriales que pueblan el centro de las grandes ciudades?. Esos portales con su portería y portero, que vigila quién entra y quién sale y atiende la logística del edificio; la caldera, limpieza, correos, recados, alguna que otra reparación de urgencia. Esta figura del portero, cada vez más escasa, sigue vigente en este tipo de edificios céntricos. Los encuentras en Madrid, Barcelona, Londres, París, Roma, Viena, imagino que en todas las capitales europeas. Los americanos no cuentan con esta figura, entre otras cosas porque nacieron hace cuatro días y en sus ciudades no cuentan con un casco viejo y monumental con edificios centenarios. Sus centros suelen estar ocupados por torres de acero y cristal y tíos encorbatados de ocho a cinco.

Pero en nuestra vieja Europa, estos privilegiados edificios cuentan con unos habitantes muy especiales. Además del portero, que a veces hace incluso de confidente, hombro sobre el que llorar, y coartada para algún pecado inconfesable para sus inquilinos, los pobladores de esas inmensas viviendas de techos altos abarcan desde la pareja de ancianos que lleva viviendo allí "toda la vida", a veces pagando renta antigua (y el casero deseando que palmen para forrarse con el nuevo inquilino), pasando por los pisos reconvertidos en despachos de abogados, arquitectos u oficinas de empresas que quieren dar prestigio a su nombre escribiendo en sus membretes una dirección postal de una calle importante, hasta los jóvenes forrados que redecoran las herencias de sus mayores y las convierten en estudios supermodernos en los que dan rienda suelta al arte que llevan dentro (o se funden la herencia en juergas).

Todos ellos suben y bajan cada día, saludando al portero, que, discreto y eficiente, pasa la vida viendo a su rebaño particular, desde su portería, con la radio, y unos gatos como compañía.

Cuando acaba su jornada, saca la basura, cierra el enorme portón de madera que cierra el patio, y se va (en metro) a su humilde casa de algún barrio obrero de las afueras.

Roma - arte hasta en el patio

Bueno, seguimos viendo Roma,que tengo ganas de acabar mis vacaciones y poder pensar en el siguiente destino.


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