Entrando en la basílica, y una vez superada la primera impresión que ya os conté en mi primera visita, comienzas a reconocer el arte que te rodea, y lo más sobresaliente lleva la firma de dos auténticos genios, dos artistas con mayúsculas, y además al estilo renacentista, multidisciplinar. Hoy día es difícil encontrar artistas que dominen con tanta calidad distintas artes tan difíciles y distintas como son la arquitectura y la escultura, pero tanto Michelangelo Buonarotti como GianLorenzo Bernini eran auténticos maestros en ambas artes.
Como ejemplos de cada uno, veamos la magnífica cúpula de Miguel Ángel desde en interior. Allá arriba, se ve el Cielo. ¿o no?
Si bajamos a la Tierra, y siguiendo con Miguel Ángel, en una pequeña capilla junto a la puerta, a la derecha, un cristal blindado nos separa de una delicada escultura en blanco mármol. Su nombre.... si hombre, una muuy famosa........ La Piedad.
No tienen nada que ver, pero estando frente a esta escultura me acordé de la Gioconda. ¿Adivináis por qué?. Bingo!!!! La nube de turistas impide que puedas acercarte a verla, jaja. Y encima no paran de lanzar (a lo tonto) los flashes de sus cámaras, consiguiendo unos preciosos reflejos en el cristal blindado que te ciegan y hacen aún más difícil la experiencia. Pero bueno, a pesar de todo conseguí verla (desde lejos, con el teleobjetivo).
Dejemos las maravillas de Miguel Ángel y saludemos a otro monstruo de la Historia del Arte, el omnipresente Gianlorenzo Bernini.
Podemos comenzar por el fastuoso Baldaquino, no os voy a contar nada de él porque es tan grande y tan bueno, tiene tantos detalles que contemplar, que no sabría por dónde empezar.
Lo que si quiero es, una vez más, expresar a través de esta humilde ventana al mundo mi queja por la prohibición que sufrí en mis dos visitas a San Pedro de acercarme a este baldaquino. El caso es que yo he visto muchas fotos e incluso videos de gente paseando junto a esas bárbaras columnas torneadas, pero algo ocurría durante mi visita que mantenía acordonada toda la proyección de la cúpula sobre el suelo, es decir, el centro del templo.
Al fondo, en el altar, otra genialidad del barroco Bernini: La Gloria de San Pedro. Con esa paloma símbolo de la paz rodeado de ángeles y dorados rayos de Gloria, toda una explosión para los sentidos.
Y ahora, creo que es hora de subir a esa gigantesca cúpula. Desde sus alturas podremos echar un último vistazo general a Roma, la ciudad eterna, y despedirnos de ella.
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3 comentarios:
Espectaculares!!!! Como lograste que quede tan bien iluminado, no hay tanta luz. Pasame el secreto porfavor!!!!!
Gracias anónimo, me alegra que te gusten. Efectivamente en el interior de San Pedro no hay mucha luz, pero esta serie está hecha con iso alto y técnica hdr para aumentar el rango dinámico y tener detalle en toda la escena.
Estoy haciendo el álbum de mi viaje a Roma (en 2009 !!! Creía que fue hace unos meses !!!!) y buscando el nombre del patio de la Piña he caído en tu blog. Vaya maravilla !!! Qué fotos tan originales. Me encanta ya no solo el tratamiento post foto (que eso está al alcance de cualquiera que le guste y sepa manejar Photoshop) sino tu enfoque de cada foto que eso no se consigue ni con Gimp, ni con Photoshop. Ahí está creo tu secreto. Como sabes mirar el entorno y sacarle el ángulo que nadie había visto. Enhorabuena. Me tienes rendida a tus pies (bueno... no tanto que no estoy yo ya para estos trotes) :)
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