Lugar turístico = paseo en coche de caballos.
El que fuera medio de transporte por excelencia (para los ricos, claro) durante el siglo XIX en Europa, se ha convertido hoy día en reclamo para los turistas. Las clavadas que te pegan por dar un paseo en calesa son de impresión, pero ya sabes, cuando estás de vacaciones, no se repara en gastos. Un día es un día.
Cierto es que un paseo por una gran ciudad, en una mañana de Primavera, con ese paso lento, viendo edificios y viandantes discurrir puede ser una experiencia muy agradable.
Pero yo le veo dos pegas (además de la económica).
Las ciudades ya no están preparadas para la circulación de vehículos lentos como estos coches de caballos, y debe ser una tortura verse rodeado de coches soltando humo y haciendo ruido.
En segundo lugar, la imagen supuestamente romántica de una pareja de enamorados en esos carros se ve empañada por las pintas que tienen los cocheros. Los que yo he visto en varias ciudades, prácticamente en su totalidad, tienen aspecto de cualquier cosa menos de cochero. Vestidos de cualquier manera, miran a los turistas que pasan junto a ellos con una mirada altanera, de desprecio incluso, o simplemente demuestran indiferencia hacia sus posibles clientes. Hablando entre ellos, estos "taxistas ecológicos" pasan las horas frente a los puntos más turísticos de la ciudad, recogen a alguno de vez en cuando, les dan la vueltecita de rigor, cuentan el mismo chiste, cobran y vuelta a empezar, Ahí van otros dos bobos...
Hay cosas que es mejor dejarlas en el pasado, para no estropearlas.
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