Nada, que no salgo de los bodegones. Como contaba el otro día, pasé el fin de semana de turismo rural en Campoo, pero no madrugué para captar el valle al amanecer, ni fotografié el pueblo, ni siquiera hice nocturnas con un cielo limpio y estrellado espectacular. Pasé el tiempo cazando las mil y una antigüedades que decoraban la vieja casona de piedra.
Esta olla estaba de decoración, pero tuvimos la oportunidad de disfrutar de dos como esa de la cercana tasca camesa, a cual más sabrosa.
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