viernes, 26 de agosto de 2011

Te sentirás como en casa - Británicos en Benidorm

Te sentirás como en casa - Británicos en Benidorm Qué jodíos estos británicos, oye. Dejan su curro de portero matón de discoteca en Glasgow, o de descargador de muelle en Southampton, o de azulejador en Cambrigde, cambian sus libras por unos eurillos, y por un módico precio un tour operador inglés les lleva a Benidorm, sol, playa, paella, tapas, flamenco, toros, real madrid, tintorro. El paraíso.
Desembarcan con sus cuerpos rollizos cosidos a tatuajes a cual más cutre, con sus pendientes y aros metálicos pezoneros, y se desparraman en esa playa tórrida, sin protección solar, a cultivar un cáncer de piel sobre ese cutis sonrosado que recuerda a cierto mamífero omnívoro bastante sucio....
Los tíos se sienten en casa. Si avanzas dos calles alejándote de la playa de levante cercana al rincón de loix, te encuentras en la zona guiri, que sin tardar mucho acabará siguiendo el destino de nuestro peñón de Gibraltar. Todos los locales de esa zona están regentados por ingleses. Las galerías de arte, los cafés de tertulia en voz baja con miles davis de fondo a poco volumen, las librerías, tiendas de antiguedades, el pequeño cine de arte y ensayo, la tienda de comercio justo, la charcutería con embutidos ibéricos, la tasca con rioja cosechero y tapa de morcilla con cebolla sobre tomate natural, todo, absolutamente todo, en manos de los hijos de la gran bretaña.
Los isleños campan por allí a sus anchas, durante el día medio en pelotas, y por la noche vestidos para la ocasión; ellos siguen medio en pelotas, y ellas con vestidos de fiesta recién salidas de una gala de jose luis moreno, con taconazos, pintura a granel, y un bolso de lentejuelas del chino de enfrente. Tanto de día como de noche, el alcohol que no falte. En Londres una pinta te sale por 3 o cuatro libras. Aqui las engullen una tras otra por 1,5 euros, y encima les ponen cacahuetes. Si algún españolito despistado asoma la nariz por alguno de estos locales, se encuentra con un pequeño problema; no entiende ni jota. La carta está en inglés (aunque tampoco hay mucho que elegir, las alubias dulces, salchichas, panceta y huevo duro, y poco más), y el camarero ni sabe español ni ganas que tiene de atenderte, así que o te espabilas y le pides la guan big biar, plis, o estas jodído. Las borracheras, como es de esperar, son de campeonato. Y ya no hablemos de los veranos, alternos cada dos años, que toca eurocopa o mundial de fútbol. En esos días, la invasión de camisetas blancas con la cruz roja es total, familias enteras incluidos los bebés en sillita vestidos con los colores de su selección, y, al acabar el partido, bronca segura, ganen o pierdan. Es una costumbre muy arraigada en ese viejo y civilizado país, tan respetable como los toros o las lapidaciones, la tradición es la tradición. Y digo yo, los isleños, junto con franceses y alemanes, componen el grueso de nuestro turismo, esa industria que parece aguantar la crisis como una campeona (los bares y restaurantes están llenos de turistas).
Pero, ¿cuanto dinero nos dejan?.
En su gran mayoría, se trata de un turismo de gente con limitado poder adquisitivo (más o menos tan limitado como su nivel cultural y su educación), que además viene en viajes organizados y gestionados por compañías extranjeras, y se aloja en hoteles y apartamentos, y se revuelca en establecimientos hosteleros propiedad de compatriotas suyos, que salvo los impuestos obligatorios y los suministros básicos (alimentos y bebidas, energía) no invierten ni un duro en España.
¿Realmente esta gente deja dinero?.
Estuve un día con las niñas visitando el complejo valenciano de la ciudad de las artes y las ciencias (oceanográfico, museo, arquitectura fantástica de Calatrava, etc.). Coño, ingleses tatuados no había ni uno solo, y no estoy exagerando. Había rusos, japoneses, franceses, algún alemán, pero pieles rojas con pecas, ni uno.
Claro, allí la caña de cerveza te cuesta tres euros....

Por cierto, esta pequeña colección de rótulos de neón está hecha a pulso, por la noche (evidentemente) con el teleobjetivo Tamron 55-200mm. Prioridad a la velocidad y un iso 1600 (ya sabes, Canon y el ruido...) y salieron bastante nítidas.
Malibu o Benidorm, pero el whisky que no falte Con vicente como en casa Copyright © 2011 Pedro Ferrer. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

1 comentario:

Mar Cano Montil dijo...

;)

No sé que me gusta más, Pedro; tus fotos o lo que nos cuentas...

Un abrazo Villalbino de un alma Cántabra...

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