domingo, 2 de octubre de 2011

Suiza - Cataratas del Rhin - El cazador de bancos - Bench Hunter partXXXVI

Suiza - Cataratas del Rhin - El cazador de bancos - Bench Hunter part XXXVI >Amenazo con publicar una fotografía de mis bancos suizos cada hora, como los atracadores con un banco lleno de rehenes. Mis exigencias: diez millones de euros en billetes pequeños y un helicóptero en la azotea para llevarme de nuevo a Suiza, a contemplar aquellos paisajes maravillosos (y después a Zurich a gastarme la pasta y guardar el resto en alguna de sus cajas de seguridad.....)

Esta foto, a pesar de ser una birria, reúne mis dos pasiones fotográficas; los bancos y las cascadas. Pero no cualquier cascada, no. Se trata de las cataratas el Rhin, un salto de 23 metros de altura en una longitud total de 150 metros, con el brutal caudal de uno de los ríos más grandes del continente. Las cascadas son las mayores de la Europa occidental, y aunque más pequeñas que Iguazú, Niágara o Victoria, su localización en el corazón de Suiza, el castillo que se adivina en la otra orilla, y esos dos pilares de roca que aguantan el embite contínuo del agua en mitad del cauce, hacen de esta maravilla natural una visita obligada para cualquier amante de la naturaleza como yo.

Fotográficamente la visita fue frustrante, ya que la densa niebla de la mañana no me permitió tomar buenas instantáneas.
Aún así, la experiencia personal fue inolvidable. Mi mujer y yo, completamente solos, envueltos en una atmósfera fantasmagórica, irreal, con la tupida niebla mezclada con el agua pulverizada que proyecta la cascada, el ruido ensordecedor y al mismo tiempo relajante de un río de primer orden desplomándose en decenas de saltos, a distintas alturas. La lancha rápida que aparece de la nada acercándose hasta las dos rocas centrales, dejando varios pasajeros en ellas (en la roca de la derecha se aprecian dos personas), y los pasillos y balcones que te permiten prácticamente tocar con tus manos un enorme muro de agua que se presenta ante tí.
Más tarde llegaron unos japoneses, la niebla no acababa de levantar, y nos esperaba la ciudad de Zurich, así que no hubo tiempo para sedas y demás recursos fotográficos para agua en movimiento. En nuestra memoria quedará un recuerdo imborrable de aquella mañana, y mi pasión por las cascadas se verá reforzada con aquella visita.


Copyright © 2011 Pedro Ferrer. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

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