Ya no repican las campanas

El fotógrafo nocturno siente una atracción enfermiza por los lugares abandonados.
En la oscuridad de la noche, un lugar apartado y solitario resulta aterrador, y sin embargo
encontrar un viejo pueblo olvidado, en ruinas, es irresistible.
Sobre todo si se encuentra en tan buenas condiciones como el que visitamos el pasado Sábado durante el primer encuentro de Luciérnagos & Friends.
Además de las fachadas de las casas, con acusadas texturas de piedra y ventanas por las que
proyectar la luz, contamos con una torre de iglesia que convierte al conjunto en unas ruinas, digamos “nobles”, con cierta clase.
El encuadre elegido no resultó tan bueno como parecía, y ya estábamos un poco cansados de la primera escena bajo la lluvia.

Aún así, en este caso pudimos trabajar mucho más rápido.
Cambiamos nuestros papeles y nos distribuimos: el árbol, la fachada de la torre, el interior del campanario, las ventanas del segundo plano, la fachada del segundo plano, las paredes de la derecha, la vegetación del primer plano, dos cámaras.
En menos de media hora y con tan sólo dos intentos, conseguimos iluminarlo todo.

Datos exif: 1 sola toma, 14mm, f5,6, 303”, ISO400, 5500ºK
Ajustes: curvas, niveles, saturación, reductor de ruido, recorte y firma.

Queremos agradecer a nuestros invitados su compañía y colaboración.
Esperamos que lo hayan pasado tan bien como nosotros, y que continúen siguiendo nuestros pasos ahora que han podido comprobar cómo trabajamos.
Luciérnagos a lo grande.
Un placer amigos. Hasta la próxima!!