El pasado verano visité León durante un día con mi familia. Fuimos a hacer turismo, aunque ya conocía la ciudad, y tiré varias fotos de la catedral y otros lugares típicos.
Pero además tuve la suerte de cazar unas joyas espectaculares:
hoy día es común utilizar coches clásicos como transporte en celebraciones de boda, y hay una empresa en León que cuenta con unas piezas de museo en perfecto estado de funcionamiento y disponibles en alquiler con chófer incluido.
Pues bien, durante el día que estuve allí tuve oportunidad de ver dos de esos coches, en distintos lugares, a cual más bonito.
Este primero es un Chrysler Imperial sedán del año 1939 que encontré aparcado frente al Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC).
Según cuentan los propietarios, fué importado en el año 1940 de los Estados Unidos a Madrid por una Condesa, quedando abandonado en algún garaje a la muerte de su primera dueña, hasta que sus hijos años más tarde deciden venderlo (vamos, que después de fundirse la herencia comenzarían a vender posesiones, imagino, o tal vez simplemente no les gustaban los coches y les parecía un viejo cacharro).
Se trata de un modelo de alta gama del fabricante norteamericano, con motor de 8 cilindros en linea, cambio manual de tres velocidades y 40 caballos de potencia.
Como digo, una joya. Ya he dicho en más ocasiones que me apasionan los diseños de los automóviles de los años 30-40, sobre todo de fabricantes americanos y británicos. Lástima que no vuelva esa moda retro, me encantaría conducir un coche así (con las comodidades, prestaciones y seguridades de hoy en dia, claro).
2 comentarios:
Belo carrinho, do tempo em que estas máquinas eram peças de relojoaria, construídas peça a peça, manualmente.
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