lunes, 1 de noviembre de 2010

Roma - Museos Vaticanos - Laocoonte y otras esculturas

Roma - Museos Vaticanos - Gulliver, la esfinge y los querubines
Lo cierto es que no tengo ni idea de qué representa esta escultura, ni su autor ni su época. La figura principal tiene pinta de griego, tal vez algún dios o simplemente una representación de un río, una virtud, o un personaje importante de la época, pero a su alrededor juguetean un grupo de pequeños querubines (diminutos, incluso) y para complicar la escena una esfinge cierra la composición.
Esta otra escultura, situada en los soportales del patio octogonal es una alegoría del río Tigris.
Roma - Museos Vaticanos - Río Trigris en el patio octogonal

Roma - Museos Vaticanos - Laocoonte y sus hijos
Año 42 a.C., nada menos. Escuela de Rodas. Los escultores griegos Agesandro, Polidoro y Atenodoro esculpen esta escena en la que el sacerdote troyano de Apolo es atacado junto con sus hijos por una serpiente. Esta magnífica pieza de mármol blanco fué encontrada mil quinientos años después en una colina de Roma, enterrada y rota en varios fragmentos. El papa Julio II se hizo con ella y la incorporó a la colección de los museos vaticanos. Artistas renacentistas de la talla de Miguel Angel quedaron fascinados de la perfección de esta obra maestra de la Grecia clásica y aprendieron de ella para sus posteriores creaciones.
No es una escultura muy grande (tendrá unos dos metros y medio de altura, pero me sorprendió el tremendo realismo de la anatomía, y los pliegues de las telas, más aún teniendo en cuenta que se trata de un trabajo hecho hace más de DOS MIL AÑOS. Increible. Sólo por ésto ya mereció la pena haber visitado el Vaticano.

Roma - Museos Vaticanos - Sala de los animales
En la Sala de los animales puede uno disfrutar de una interesantísima colección de esculturas en mármol de toda la fauna que puedas imaginar, desde los típicos caballos, perros, aves rapaces, caza, animales exóticos, todo un zoológico en piedra, bestias representadas con preciso detalle, y muchas de ellas en escenas de acción llenas de movimiento y dinamismo. Me llamó la atención este toro sacrificado por una daga, con la ayuda del fiel perro y una siniestra serpiente. Y como la fotografía tenía un tono pálido y monótono, decidí procesarla en blanco y negro para aumentar el contraste y dar fuerza a la escena. Tal vez exceso de contraste, pero yo soy así, exagerado, cuando hay color saturación como en los dibujos animados y las postales, y cuando es blanco y negro contraste salvaje. Fieraz, un fenómeno destrozando fotografías.
Copyright © 2010 Pedro Ferrer. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

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