Hoy me apetece alejarme de los monumentos. Como toda gran ciudad, Roma está llena de bonitos rincones donde se respira lo cotidiano, el día a día de sus habitantes. Con los tópicos que busca el turista, la visión de la urbe en su lado mas auténtico no se libra de ellos, y encontramos la quinientos, el camarero sirviendo pizza en una terraza, fachadas de edificios con bonitas contraventanas, vendedores ambulantes, bares, ciclistas, callejuelas estrechas, tiendas de barrio, la vida de los romanos en un día cualquiera no es diferente a la nuestra, ajenos a los turistas, preocupados del tiempo, el trabajo, su equipo del alma, los jetas de los políticos (los italianos especialmente).
Si los "platos fuertes" no fueran tan abundantes, me hubiera gustado callejear más a fondo, y captar más detalles como éstos que os muestro hoy, todos ellos cazados en nuestro quinto día.
Pero volveré al "guión oficial", con otra iglesia, cómo no.
No conozco el resto de Italia, pero si habéis estado en Roma os habrá llamado la atención cómo en cualquier callejuela se montan una terraza con dos mesas arrimadas contra la pared, un macetero para que los coches no te arrollen mientras comes y las motos aparcadas a tu alrededor. Es pintoresco, pero se me ocurren sitios mejores para cenar....
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