3º paseo fotográfico organizado por Foconorte dentro de la Semana de la Imagen y las Nuevas Tecnologías de la Fundación Santander Creativa, en la mañana del sábado 2 de abril por el parque de la Magdalena, guiados por el fotógrafo torrelaveguense Sergio Cuevas, especialista en retrato.
Pues hoy tocaban retratos. Asistí a este paseo fotográfico con la idea (equivocada) de que al ser citados en la península de la Magdalena haríamos una sesión de paisaje. Pero resulta que Sergio Cuevas es un enamorado del robado, la foto callejera, el retrato informal, natural, sin complicadas luces de estudio, ni estilistas y maquilladoras. Le gusta captar el momento, la gente en su ambiente, espontánea y natural.
Yo soy muy malo para el retrato, está claro que si hay una especialidad dentro de la fotografía que hago especialmente mal, esa es el retrato. Pero bueno, calcé el pequeño canon 50mm f1.8 e intenté seguir los consejos de Sergio durante toda la mañana. No tengo la valentía necesaria para acercarme a un desconocido y pedirle que pose para mi, y me dediqué a fotografiar a algunos de los compañeros de paseo, fotógrafos aficionados como yo, y al resto de gente que cacé, con una focal tan corta, pues los hice a larga distancia, intentando componer personas y entorno.
Admiro a aquellos que, como Sergio Cuevas, superan ese miedo a presentarse con una amplia sonrisa ante un desconocido en plena calle y pedirle que pose para nosotros, e incluso que haga algo (pudimos ver a Sergio en acción convenciendo a dos chicas para que bailasen un vals improvisado frente a veinticinco fotógrafos apostados en una ladera).
De todos modos aunque me encuentre más cómodo en el paisaje, arquitectura y sobre todo fotografía de viajes, somos humanos, y la imagen de nuestros congéneres tiene un atractivo especial. Me atraen como a Sergio las personas corrientes en sus quehaceres diarios, y ese punto de voyeur tiene su atractivo.
Como digo, el paseo fotográfico no fue lo que esperaba, no aprendí nada nuevo en cuanto a técnica, pero la mañana fue muy provechosa, porque he entendido un nuevo modo de satisfacer mis deseos de fotografia. Hasta ahora había hecho muy pocas fotos donde la figura humana fuera la protagonista, y en casi todas esas fotos o bien hacía retratos informales o simplemente captaba momentos "al vuelo", por intuición.
A partir de ahora espero incorporar un nuevo método que me resulta muy sugerente y consiste en lo siguiente:
Cuando vea un escenario que me resulte interesante compositivamente, en lugar de tomar una instantánea "desierta", esperaré un rato hasta que alguien entre en mi escenario y aporte más interés al conjunto. Es decir, esperar al MOMENTO.
La fotografia que abre esta entrada al blog, a pesar de estar hecha casi al vuelo, me permitió aplicar varias reglas de composición y romper otras intencionadamente. La moto de juguete en el tercio inferior derecho es el primer motivo que atrae la atención, por su posición y por los llamativos colores. A continuación el ojo se va hacia el niño, que se encuentra justo en el borde sin aire por delante, añadiendo tensión al colocarse en esa posición forzada. Las lineas de la arena en el tercio superior acompañan al ojo en esa diagonal moto-niño, y las huellas en la arena sugieren un movimiento en dirección opuesta al niño.
El llevar una lente de focal fija y corta (50mm) supone un esfuerzo extra a la hora de componer imágenes, obligándote a moverte para incluir / excluirlos elementos. Os dejo ahora con algún otro "retrato lejano" para certificar mis nulas aptitudes para esta disciplina fotográfica.
Dos compañeras de paseo, atendiendo a las explicaciones de Sergio Cuevas.
Eso si, cuando tienes la oportunidad de hacer un retrato en primer plano a un bellezón como éste (gracias Manel por permitirme fotografiar a Rebeca), hasta el fotógrafo más torpe puede hacer una fotografía que llama la atención. El mérito no es del fotógrafo, la culpa es toda de la dueña de esos ojazos azules....
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