martes, 5 de abril de 2011

No lo puedo evitar, el paisaje me llama

Contemplando la isla de Mouro
Ya os contaba ayer que en mi paseo fotográfico del sábado con el fotógrafo retratista Sergio Cuevas intenté practicar esa dificil para mi disciplina, sin mucho éxito.
Pero a lo largo de la mañana, y a pesar de calzar un 50mm, no muy versátil para los paisajes, no pude evitar captar aquello que más me llama la atención, el entorno que me rodea.
Cierto es que un espacio tan bello como la península de la Magdalena invita a ello, pero en mi caso veo composiciones interesantes en todas partes, tanto en pequeños detalles como ese viejo muelle de piedra con sus pequeños arcos y escaleras cubiertas por las algas, como el paisaje de inmensidad del bravo mar Cantábrico, con la isla de Mouro en el horizonte, los escarpados acantilados, una pareja con ropa de vivos colores y entre ellos (faro y turistas), dos pequeñas canoas cruzando camino de la bahía.
Vaya suerte vivir en Cantabria, paraíso para un paisajista como yo.
Pero no me quiero quedar en este tipo de fotografías, hay que avanzar, y luego os contaré una nueva técnica que me tiene entusiasmado.


El arco y la escalera

Enmarcando la bahía de Santander

caballerizas

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