
En el pasiego río Yera, pero podría ser cualquier riuco de montaña. Las florecillas se asoman a la orilla y el agua fresca en su camino provoca pequeños remolinos, haciendo girar a las hojas caídas y la espuma que se produce en los pequeños saltos entre las rocas.
Tan sólo es una exposición de dos segundos, pero este tiempo es suficiente para mostrar la trayectoria de círculos concéntricos que describe el agua en este remanso. Ni una gota de viento, imprescindible para la nitidez de las flores del primer plano.
Naturaleza pura. Cantabria. La España verde y húmeda.
1 comentario:
wauuuuuu! menuda toma. la nitidez es tremenda y el colorido me gusta mucho.
Un abrazo.
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