Una fotografía donde todo son problemas, o errores mas bien. Como en la anterior, en una exposición de tres minutos "ayudé" a mi cámara pintando con luz, y lo cierto es que la iluminación conseguida en tan poco tiempo y con una sensibilidad baja (ISO 400) me gusta, especialmente la luminosidad del agua e incluso los reflejos de las rocas conseguidas en su superficie.
Pero en aquel momento decidí iluminar desde ambos lados, y esto provocó una doble sombra en las dos rocas del primer plano que no me gustan nada. Este esquema de iluminación queda muy bien en retratos (os sugiero echar un vistazo a los trabajos de Joel Grimes, que siempre usa la misma configuración; dos flashes laterales y uno cenital), pero si tienes una superficie (la arena) donde se proyecta la sombra, el efecto es una ruina.
Además de este detalle, del cual aprendo la lección y lo doy por bien empleado, el cielo es otro desastre. A la derecha tengo la contaminación lumínica de Avilés, y las luces del lejano faro del Cabo de Peñas, y en la izquierda, por la ausencia de luna y el corto tiempo de exposición, la boca de lobo.
Por último, en las rocas del primer plano hay zonas demasiado claras que se han quemado ligeramente.
En cualquier caso, una fotografía instructiva, este es el camino del aprendizaje para los brutos y autodidactas como yo, prueba y error, prueba y error.
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1 comentario:
Lo de la sombra por iluminar desde los dos ladoa no me disgusta. No me gusta la temperatura de color de las rocas, me parece muy artificial.
La composición está muy bien.
Un abrazo.
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