jueves, 18 de agosto de 2011

La boina...... mi capa protectora

La boina...... mi capa protectora Esta fotografía es una birria, como casi todas las mías, pero para mi tiene un valor especial.
Después de nueve días bajo el sol implacable del Mediterráneo, en la comunidad valenciana, viendo día y noche un cielo raso, con el termómetro "calzado" en los 25ºC, superando los 35ºC durante el día (a la sombra), el paisaje desértico, el sonido de las chicharras (qué simpáticos bichitos, ¿por qué no los tendrá la gente como mascotas?), las aglomeraciones, colas, caos circulatorio, el volante incandescente sobre el que te dejas la piel, la colección de esperpentos humanos, vestidos de cualquier manera, exhibiendo una horrible colección de tatuajes cutres sobre cuerpos orondos, los piercings imposibles, el ruido insoportable de vocinglones turistas, o de niños mimados, o de molestos perritos, o de motos a escape libre, los guiris borrachos y cocidos como las gambas, autobuses abarrotados, playas donde no se ve la arena, ni la orilla, ni nada, por la concentración insana de veraneantes deseando quemarse la piel de modo colectivo, todos muy juntitos, compartiendo olores de cremas solares, y de bocatas de chorizo, y eruptos de cerveza en lata, y sudor, y radio con chunda chunda, y periódicos deportivos, y salpicaduras de agua, y cómo no arena, mucha arena, a ser posible en tus ojos, y confesiones a los cuatro vientos de cotilleos interesantísimos acerca de personajes ajenos, famosos o anónimos, cuernos, bodas, bautizos, comuniones, operaciones quirúrgicas con todo tipo de detalles, o fantasmadas de millones, coches chaletes y jamón del bueno.

Y te haces el viaje de vuelta, ochocientos kilómetros del tirón atravesando "la españa seca", con ese paisaje monótono, aburrido, con áreas de servicio que recuerdan al campo de prisioneros del puente sobre el rio Kwai, sin un puñetero árbol que proyecte una sombra y las sempiternas chicharras amenizando la parada, trigo, olivo, tierra reseca y llanuras inmensas.

Has llegado al norte de Palencia, y a lo lejos ya divisas la cordillera cantábrica, y se te va cambiando la cara. La última vez que miraste el termómetro exterior marcaba 33ºC, justo después de pasar Herrera de Pisuerga, y al dejar atrás Aguilar de Campoo te la encuentras ahí, suavemente acostada sobre las alturas de Pozazal, la boina gris que te anuncia que estás llegando a casa, cuando comienzas a subir el puerto y cruzas el cartel de Cantabria infinita, echas un vistazo al termómetro y...... 21ºC, cuánto hace que no veías un valor tan agradable. Bajas hacia Reinosa y..... 17ºC. Bufff, menos mal, creí que nunca volvería a ver la decena en el termómetro. En Reinosa el cielo está completamente cubierto.... adiós lorenzo, ya estoy bajo mi capa protectora, ya no tengo que andar pegado a las paredes de los edificios, buscando la sombra, ni pensármelo dos veces antes de sentarme en un banco, o apretujarme en el lado de la terraza que tapa el toldo.
Comienzo a bajar las hoces de Bárcena y parece que entro en las tierras de Mordor. Una densa niebla nos envuelve, y unas finas gotas comienzan a mojar el parabrisas................... LLUEVE!!!!!!.
Como casi siempre, al pasar el túnel de Cieza y aparecer en el valle de Buelna, la lluvia ha desaparecido, y el termómetro recupera los 21ºC (si si, la temperatura ideal para el desarrollo de la vida del homo sapiens).
Estoy en casa. Esta noche dormiré del tirón, sin despertarme a media noche empapado en sudor y buscando el mando del aire acondicionado que mi mujer me ha escondido. Es mas, me taparé con el edredón de plumas, y abriré la ventana para que entre algo de fresquito (si si, fresquito, aire a menos de 20ºC) y despertaré con el ruido de los pajarillos que se posan en los árboles frente a mi ventana.

Si eres cántabro me comprenderás. Si eres manchego, extremeño, andaluz o madrileño pensarás que estoy loco, o tal vez coincidirás conmigo, pero no lo reconocerás, y dirás que en tu pueblo, en la sierra, por la noche refresca un montón, y que en pleno Agosto te pones una chaquetita y duermes con manta, o me dirás que el problema no es el calor, que es la humedad, que el calor seco se aguanta mejor, y que cuando uno está de vacaciones el calor no se nota, y las cervecitas entran mejor........................ no me convences.

Lo dicho, por fin en casa. A ver si mañana abre un poco y puedo ir un rato a la playuca....... jaja

Copyright © 2011 Pedro Ferrer. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

1 comentario:

Japy dijo...

Contigo contigo la foto, a pesar de estar bien ejecutada no tiene mucho de especial como el resto de fotos tuyas. Eso sí, el texto es magistral. Me he reido mucho y me he identificado completamente contigo. Si bien es cierto que de vez en cuando conviene cambiar un poco de aires y ver el sol aunque solo sea un par de días seguidos. Ya sabes siempre añoramos lo que no tenemos. Saludos paisano.

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