martes, 11 de octubre de 2011

Suiza - El pais de las cascadas - Reichenbachfälle - El fin de SherlockHolmes

Suiza - El pais de las cascadas - Reichenbachfälle "A pesar de todos mis esfuerzos habían transcurrido dos horas más cuando llegué otra vez a la catarata de Reichenbach. ----- Fue la vista de aquel bastón de montañero lo que me dejó frío y enfermo. El atestiguaba que Holmes no había marchado a Rosenlaui. Se había quedado en aquel sendero de tres pies de anchura, con un muro cortado a pico en un lado y el abismo también cortado a pico en el otro, hasta que le alcanzó su enemigo. ---- Dos líneas de huellas de pie se distinguían con claridad a lo largo del sendero hasta su última extremidad, ambas alejándose de mí. Pero, en cambio, no había ninguna huella de pies en el sentido opuesto. A pocas yardas de la extremidad del sendero, el suelo estaba removido y convertido en un pequeño lodazal; las cañas y helechos que bordeaban el abismo estaban arrancados o destrozados. Me tumbé boca abajo y miré hacia el fondo, mientras las salpicaduras de agua menuda saltaban hacia arriba en torno mío. Había ido oscureciendo desde mi marcha, y ya sólo podía distinguir, aquí y allá, el brillo de la humedad en las negras paredes, y allá muy hondo, al final de la hendidura, el relampagueo de las aguas revueltas con violencia. Grité; pero sólo llegó hasta mis oídos el mismo grito de la cascada, que parecía tener algo de cosa viva."

"Mi querido Watson: Escribo estas pocas líneas por una amabilidad del señor Moriarty, que espera el momento cómodo para mí de entablar la discusión final de las cuestiones que median entre nosotros. El me ha hecho un esbozo de los métodos de que se valió para esquivar a la Policía inglesa y mantenerse al corriente de nuestras andanzas. Confirman, desde luego, la elevada opinión que yo me había formado de su inteligencia. Me satisface el pensar que podré librar a la sociedad de los nuevos efectos que pudiera causarle su presencia en ella, aunque me temo que será a un precio que entristecerá a mis amigos, y especialmente a usted, mi querido Watson. Sin embargo, ya le tengo explicado qeu mi carrera había de todos modos hecho crisis, y que ningún otro final podía resultarme más a gusto que éste. Quiero hacerle una confesión plena, y es que yo estaba completamente seguro de que la carta de Meiringen era un cebo para atraerlo a usted, y le permití que marchase a cumplir aquel cometido con el convencimiento de que iba a producirse algún hecho de esta clase. Informe al inspector Paterson de que los documentos que necesita para demostrar la culpabilidad de la cuadrilla se hallan archivados en la carpeta M, dentro de un sobre azul que lleva la inscripción de Moriarty. Antes de salir de Inglaterra dispuse todo los referente a mis bienes, e hice entrega de los mismos a mi hermano Mycroft. Sírvase presentar mis saludos a la señora Watson, y téngame, mi querido compañero, por sinceramente suyo,

Sherlock Holmes."

Suiza - El pais de las cascadas - Reichenbachfälle - detalle Sherlock Holmes Así acaba la novela "El problema final", última aventura del famoso detective Sherlock Holmes. El autor sir Arthur Conan Doyle veraneaba en Suiza, en la población de Meiringen, y lo cierto es que el hombre estaba deseando acabar con su personaje de ficción más famoso. Cuentan las biografías que al señor Doyle lo que le gustaba de verdad eran las novelas históricas y aventuras fantásticas, pero se le ocurrió escribir y fue tal el éxito, que se vio obligado a escribir otras tres novelas y más de cincuenta relatos cortos con el doctor Watson y el detective como protagonistas. En este escenario de la cascada de Reichenbach, con sus trescientos metros de caída, Sherlock lucha a muerte con su archienemigo el profesor Moriarty, y ambos caen al vacío desde la marca que señala una estrella en la pared de la izquierda (ver detalle).
Los suizos desde entonces aprovechan el tirón de la novela "El Problema Final" para atraer al turismo, e incluso se dispone de un funicular, el Reichenbach Bahn, que te sube hasta el pie de la cascada en un cómodo y pintoresco trayecto. Las vistas del valle de Meiringen desde allí no tienen precio.



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