Imagina que eres un enamorado de la naturaleza, y especialmente de la montaña. Además, tienes un gusto especial por las cascadas. Ahora piensa en un pueblecito suizo del oberland bernés, con todas las casitas perfectamente colocadas, decoradas con flores, limpio, sin apenas tráfico. Y ese pueblecito de montaña está situado en el fondo de un joven valle glaciar, que por su juventud aún conserva el típico perfil en U, con dos paredes verticales a cada lado de más de cuatrocientos metros de altura. Al fondo del valle, para completar el paisaje, se divisan los tres gigantes: Mönch, Eiger y Jungfrau, tres cumbres de cuatro mil metros con nieves perpetuas.Y en ese valle, nada menos que 72 cascadas!!! vertiendo sus aguas cristalinas al vacío, a ambos lados a lo largo de unos seis kilómetros de longitud. Por último, una de las cascadas más espectaculares, se encuentra !!en el jardín trasero de la última casa del pueblo!!!.
Ese pueblo existe, se llama Lauterbrunnen al igual que todo el valle, y la cascada que puedes ver desde cualquier rincón del pueblo, e incluso oír, se llama Staubbachfälle, con 297 metros de caída libre, nada mas y nada menos. - ten en cuenta que, por ejemplo, el salto del Asón tiene apenas 70 metros, y la chimenea de Solvay 140 metros - (perdón por las referencias cántabras, pero bueno, la torre Eiffel tiene 324 metros, por poner otro ejemplo).
Y ahora piensa en un cantabruco de Tanos que un buen día se presenta en Lauterbrunnen a las ocho de la mañana y se encuentra con ese panorama, con su mochila al hombro. Como el anuncio ese de las tarjetas de crédito, ese momento......... no tiene precio.
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