Otra decepción. Tal vez culpa mía por visitar la iglesia de San Pietro in vincoli (San Pedro encadenado) con falsas expectativas, pero lo cierto es que fue una de las pocas decepciones de la ciudad.
Acudimos a esta iglesia para ver una de las obras más nombradas de Miguel Angel, el Moisés, y no resultó como esperábamos.
La escultura es bella, y no dudo de su calidad y valor artístico, pero ya digo que me esperaba "otra cosa", no sé, algo más grande, mas impactante, y se trata de una pieza de mármol blanco del tamaño de un hombre, poco más o menos, situado como veis en un conjunto funerario en honor a un Papa, en una iglesia completamente pobre en su construcción, con paredes lisas enyesadas, una pena comparado con el derroche de detalles arquitectónicos que estamos acostumbrados a ver en Roma.
La iglesia tiene el reclamo de ese Moisés del artista Buonarotti, y una reliquia consistente en unas cadenas con las que supuestamente San Pedro estuvo preso en la cárcel Mamertina.
No todo iba a ser barroco exhuberante y templos gigantescos. Lo que más me fastidió es que en nuestro primer intento de visita llegamos tarde (cerraban a las cinco) y repetimos el cuarto dia.
Esta fue nuestra última visita del cuarto día. El hotel estaba muy cerca, en Vía Nazionale, dejamos mochilas y salimos a cenar y tomar unas cervezas.
Ya solo quedan dos dias de viaje. Aún puedo conseguir mi propósito de acabar antes de fin de año.
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