Acabamos de salir de la maravilla de Il Gesú, y, tan sólo unos metros más abajo por la calle Vittorio Emanuele llegamos a la iglesia de San Andrea della Valle, con una de las cúpulas más grandes de Roma. En esta obra del barroco participan gran cantidad de arquitectos y artistas, entre ellos Giacomo della Porta y Carlo Maderno. La decoración interior es obra de Giovanni Lanfranco y Domenichino, siendo éste último el pintor de los frescos de la bóveda que representan la historia de San Andrés. Después de cinco días y nosecuantas iglesias, aún seguimos sorprendidos y maravillados con estas joyas de la arquitectura.
Cuando preparábamos el viaje y leíamos acerca de todas las iglesias de Roma no eramos conscientes de lo que nos ibamos a encontrar. Lo malo es que después de esta semana mi capacidad de sorpresa ha disminuido y será difícil encontrar un templo que no me recuerde a alguno de éstos, e incluso que los compare. Se salvan nuestras iglesias españolas por su diferente estilo arquitectónico, con muco gótico y románico y muy poco barroco.
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