lunes, 27 de junio de 2011

El Peñuco y la Vía Láctea. La Cantabria mágica de los menhires.

El Peñuco y la Vía Láctea. La Cantabria mágica de los menhires.
Si vives en una ciudad, seguro que diriges nunca la vista hacia el cielo por la noche, y aunque lo hicieras, en el mejor de los casos tan sólo verías algún avión y media docena de estrellas entre una difusa luz anaranjada.

Cuando tienes la oportunidad de escapar de la contaminación de la ciudad (la lumínica y la otra) y encontrarte en campo abierto completamente a oscuras, el corazón se encoge ante la inmensidad del espacio.

Es un ejercicio que todo el mundo debería hacer de vez en cuando. Además de contemplar una de las visiones más bellas que nos ofrece la madre Naturaleza (y completamente gratis), observar el firmamento permite relativizar nuestro lugar en el infinito Universo. El espectáculo de una noche estrellada te recuerda tu tamaño real (absolutamente insignificante) y hace que tus problemas y tu pequeño mundo particular dejen de tener tanta importancia, al saberte parte de una armonía mucho más grande, sofisticada y perfecta.

Este fin de semana he tenido gran actividad nocturna, y aunque el número de fotografías obtenidas no ha sido grande (tan sólo dos buenas), ha sido tremendamente instructiva.
Con tres amigos, frío y un viento que helaba la sangre, nos desplazamos hasta el Valdeolea para retratar uno de los cinco menhires de la zona, El Peñuco, con el cielo como fondo y alguna ayuda de iluminación mediante flash y linterna.

A pesar del frio y las dificultades por encontrar el lugar en la oscuridad (gracias Josemi), lo mejor de la noche fue la contemplación durante un par de horas de la Vía Láctea. Creo que nunca la había visto tan nítida, y aquí puedes verla acompañando al menhir.

El bloque de piedra forma parte de los 5 ejemplares que se encuentran repartidos por la comarca de Valdeolea. Su origen y utilidad son un misterio y hay quien atribuye a estas piedras propiedades mágicas, lugar de reunión y culto de ancestrales tribus. Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta la razón por la que nuestros antepasados de origen celta decidieron desenterrar o esculpir estos grandes monolitos e hincarlos verticalmente en nuestras praderas, pero ahí están desde entonces.

Copyright © 2011 Pedro Ferrer. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails