lunes, 4 de julio de 2011

Bodegón de escritorio - Reflexiones fotográficas y artísticas

Bodegón de escritorio - Reflexiones fotográficas y artísticas
Después de los últimos fuegos de artificio, con estrellas, linternas y demás, retomo esta tarde con la linea de trabajo que me ha ocupado últimamente.
Y esta birria que os presento cumple dos funciones.La primera consiste en participar en un juego que propuse hace unos días a los amigos de La Otra Mirada, para componer un bodegón con los elementos que aquí aparecen.
En segundo lugar, el fallido intento de ejecutar dicho bodegón, me sugiere una serie de reflexiones acerca del proceso creativo de una fotografía.
En mis últimas creaciones me asaltan dos pensamientos contrapuestos:
Cuando hemos hecho las últimas fotografías conjuntas,en las reuniones nocturnas de estos días, siento que pecamos de un exceso de improvisación, de un cierto caos. La elección del lugar a veces surge sobre la marcha. Una vez allí tienes que encuadrar deprisa, condicionado por el hueco disponible entre los trípodes de tus compañeros, y las iluminaciones se montan sobre la marcha, sin ningún estudio previo, fruto de un ejercicio de improvisación que a veces produce buenos resultados, pero tal vez fruto del azar más que de la pericia o sensibilidad del artista.

Frente a esa reflexión, cuando he tenido que realizar este bodegón, además de cometer algún error técnico que debía haber superado ya, como es la elección del diafragma, me he encontrado con serias dificultades para conseguir colocar los elementos en la escena, iluminarlos y procesar la fotografía. Finalmente el resultado es un completo desastre.
Ya hace tiempo que me he dado cuenta de que mis mejores fotografías se gestan en momentos espontáneos, en los que estás inspirado y con una libertad plena, sin ninguna presión.
Sin embargo cuando he tenido que realizar alguna fotografía por encargo, como puede ser este caso, me he sentido presionado, con la mente bloqueada, torpe, sin ideas, y deseando quitarme el muerto de encima cuanto antes y como sea.

De estas reflexiones saco una conclusión:
la fotografía es para mí una apasionante afición que me produce mucho placer, un vehículo para expresarme con libertad, y siendo algo que hago voluntariamente, y que no me da de comer, tengo que centrarme en hacer aquello que me apetezca, cuando me apetezca, y rechazar todas aquellas propuestas que me supongan una obligación.
Si la fotografía fuera mi trabajo, estoy seguro de que la odiaría.


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