Roma - Un paseo nocturno

Tengo una costumbre cuando visito una ciudad; realizar una visita nocturna. Las ciudades cambian drásticamente de aspecto al caer el sol. La iluminación de edificios y calles, escaparates, rótulos luminosos, e incluso los focos de los vehículos transforman completamente la vista.
Por eso me gusta dedicar al menos una noche en el viaje a una excursión nocturna. En Roma elegí la tercera noche, así que después de una larga jornada, regresamos al hotel, nos cambiamos de calzado, me eché el trípode al hombro y nos fuimos a cenar al Campo di Fiori.
Por el camino desde el hotel ya se me fue cambiando la cara; la iluminación de las calles y de los edificios históricos dejaba mucho que desear. Al llegar a la plaza del campo de flores me llevé una desilusión; eran las nueve y media de la noche, finales de Septiembre, una de las grandes capitales del mundo, y en una plaza casi desierta algunos restaurantes ya estaban cerrando, y en la terraza que nos sentamos a cenar, los camareros esperaban ansiosos que acabásemos para limpiar e irse a su casa. Como cena de enamorados la luz tenue de toda la plaza puede ser agradable, pero para hacer fotos un completo fracaso, el túnel de La Engaña tiene mejor iluminación.
Después de cenar (muy bien, por cierto, aún recuerdo ese risotto con crema de gambas) nos dirigimos al río Tiber, pero la pobre iluminación seguía presente, ni reflejos en el agua ni nada de nada. Una fotuca del castillo de San'tAngelo testimonial, y a San Pedro, nuestra última esperanza.
Al ver esta calle de la Conciliación recuperamos el ánimo, la basílica de San Pedro destacaba al fondo con una iluminación como yo esperaba encontrar. Pero no todo iba a ser tan bonito. Eran las once menos diez cuando entramos en la plaza trípode en mano. Había una pareja de novios haciéndose fotos, pero me extrañaba ver coches de carabinieri corriendo a gran velocidad de lado a lado de la plaza. Pronto comprendí lo que pasaba: a las once de la noche ¡¡¡CIERRAN LA PLAZA DE SAN PEDRO!!!!. Si si, como lo oyes, la policía, con malos modos, desaloja la plaza completamente, y se te queda cara de tonto. Entiendo que se cierren y protejan edificios como las iglesias (aunque yo creía que la casa de Dios está abierta a todos siempre.....), pero, cerrar una plaza pública, con un obelisco y decenas de sillas de plástico, es algo que no puedo comprender.





Total, que yo me hice el despistado, y mientras echaban a los novios aproveché para tirar dos fotucas antes de que uno de los coches se me pusiera justo delante y el poli me invitara a marcharme - andiamo, súbito!!.
Mi gozo en un pozo. Sesión nocturna romana: un fiasco.
De camino al hotel pasamos por la plaza Navona y encontré las fuentes iluminadas, pero tan sólo conseguí una foto decente de una de ellas, la Fuente de Neptuno.



Ahora si que doy por concluido el tercer día de mi viaje a Roma. Es momento de subir el itinerario del día sobre el mapa y empezar con el cuarto día. Ya queda menos para acabar. Estoy un poco cansado, pero me he propuesto completar el diario y lo voy a conseguir.

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